Era diciembre de 2019, Juana cumplía 3 años y mi amiga Caro de DAM me contaba que se desocupaba el local donde hacía pilates. Estaba muy cerca de nuestro taller de ese momento. Sin pensarlo y completamente entusiasmada, se lo conté al Negro y activamos. Esa noche calurosa, fuimos los tres a verlo, con Juanita en el coche, y nos sacamos una foto que claramente quedó para la historia.
Durante enero nos fuimos a Santa Fe, ya con la certeza de que en febrero nos mudábamos a Lerma. Pasaba las noches mirando Pinterest, creando una carpeta con ideas e imaginando cómo íbamos a armar todo. El sillón amarillo, el probador, la mesa de corte... Todo era ilusión y así se fue concretando.
Siempre sentí que esa cuadra estaba algo "escondida". La ubicación era perfecta: a media cuadra de Av. Córdoba y Gurruchaga, justo en el límite entre Palermo y Villa Crespo. En ese momento, la zona de outlets se encontraba sobre la avenida, pero para nuestra suerte, comenzó a moverse hacia Gurruchaga, lo que hizo que nuestra esquina se empezara a activar cada vez más. Cuando llegamos, en la esquina había un local de toda la vida, de lencería. Cerró a los dos años y luego pasaron algunos negocios hasta que, hace tres, llegó Walden <3. Ese cafecito, que vimos cómo Ariel lo armó con tanto amor y detalle, pintando y diseñando cada espacio, le terminó de dar vida a esta cuadra.
En octubre del año pasado, cuando empecé a pensar en mudarnos, una nostalgia profunda me invadió. Fue una idea silenciosa, primero se la conté a Caro en uno de los tantos cafés que compartimos los miércoles en el taller. Luego, cuando ya lo tenía más claro, le propuse la idea al Negro. Sabía que a él le iba a costar más que a mí tomar la decisión. Mi plan era volver al PH en Gurruchaga y desplegar todo el taller en esos 65 metros cuadrados. Ampliarnos, pero para adentro, dejar de estar a la calle, porque cada vez entendemos más que nuestra idea de negocio es online. Quería armar toda una habitación para el taller y otra para la parte comercial, administración y armado de pedidos. Fueron tres meses de todos los días debatir la idea y seguir dándole forma. Éste 2024 fue díficil, creo que para todos los argentinos, y a mi personalmente, me desgastó mucho tener que abocarme tanto a las estrategias de ventas, cuando para Gringa nunca había sido un tema tan presente. Mi ilusión de meternos un poco para adentro, es poder volver a conectar con lo creativo, conmigo y así poder desplegar lo mejor que tenga para dar.
Hace unos días, una clienta me preguntó si nos achicábamos o agrandábamos, y mi respuesta fue: "Las dos cosas". Nos achicamos en el sentido de dejar de estar a la calle, aunque solo abría al público dos veces por semana, pero nos agrandamos al buscar potenciarnos, ordenarnos, revisar estructuras y enfocarnos cada vez más en hacia dónde queremos ir. Gringa es una marca que desde el día uno pensé con tienda online, y la pandemia fue la prueba de que estábamos más que preparados para hacerlo de esta forma. El taller siempre se adaptó a los cambios que fuimos atravesando. Cuando lo pensamos, pusimos un hermoso sillón amarillo para que pudieran venir a probarse, amamantar si era necesario, percheros con las prendas exhibidas y, por supuesto, nuestra mesa de corte y todas las telas. Con la pandemia, dejamos de abrir a la calle y nos concentramos solo en vender online. La marca creció sin parar. El stock, que en ese momento ocupaba solo una estantería con 12 cajones, pasó a cuadriplicarse. El probador, que era súper amplio, se convirtió en depósito de telas. Y ahora, con Gurruchaga, sé que va a pasar lo mismo: probablemente lo planteemos de una forma, pero con el tiempo se irá adaptando a las necesidades de Gringa. Hoy estamos eligiendo un lugar más amplio para que haya más espacio para crecer ♡
Pero bueno, me es inevitable contarlo también con algo de angustia, miedo, porque, aunque sea una decisión nuestra y en pos de crecimiento, dejar lugares donde escribimos nuestra historia y donde realmente lo disfrutamos, me cuesta. Lerma fue un refugio que nos acurrucó por mucho tiempo. Ahí adentro pasé por miles de estados. Juana creció muchísimo ahí, a veces lo pienso como una proyección del patio de nuestra casa. Fue juego, creación, y todo siempre fue para bien. Por eso estoy más que segura de que este nuevo paso es con ventura.
Hace 15 días, iba a quedarme sola en casa porque el Negro viajaba y Juana estaba en Santa Fe con sus abuelos. Mi plan era aprovechar al máximo el tiempo en el taller: cortar, limpiar, empezar a desarmar. La noche anterior a que viajara el Negro, me cerré la puerta del auto en el pie derecho y me clavé la punta. Me pusieron 10 puntos y ese accidente me obligó a frenar por completo. Todo lo que había planeado, no se pudo hacer. Sin enojarme con la situación, lo viví como un llamado, un poco violento, del universo para que FRENE; para que este duelo lo haga despacio, mirando, pensando y buscando conectar con ese interior, que es justamente lo que anhelo también con este cambio. Esa semana, dormí mucho, armé mi biblioteca, saqué cuadernos y volví a escribir. También me releí, y creo que hoy afronto este movimiento con toda la certeza que les cuento, porque frené. Todo cambio también necesita un tiempo de quietud, para poder tomar el impulso, acá un poquito doloroso, pero aprendizaje alfin. Así que ahí vamos, a volver para adentro, conectar con este PH interior, para florecer con Gringa y que siga creciendo ♡
Gracias por leerme y lxs espero éste Sábado 25 de Enero de 16 a 20 h para despedir este taller hermoso que tanto nos dió, con amigos, unas cervecitas y feria que estamos improvisando <3
Comments